miércoles, 16 de noviembre de 2011

Maruja y María

        Esta no es una historia que yo, ni mucho menos, me he inventado sino que vi con mis propios ojos y que aún ahora me sigue remordiendo la conciencia por ser un poco cobarde, aunque me cuesta admitirlo.
         Resulta que un día me encontré a Maruja y me puse a hablar con ella de los vecinos que, por cierto se habían separado, ¡con la buena pareja que hacían¡, y , como habitualmente, fuimos a tomar un café. Después de un buen rato hablando me contó que María, su nieta, iría a visitarla unos días y que, fiel a su amabilidad, le prometió que iría con un pastel de carne.
          Dede ese día, no volví a ver a Maruja, pero dos días después, cuando iba a casa de Manola, me encontré a María, le dije que su abuela estaba impaciente y, por lo visto, ella tambien, ya que me dijo:"Lo siento, pero tengo prisa". A continuación, se fue hacia casa de Maruja y yo fui por el atajo que hizo mi marido para cuando va a cazar y que pasa por mi casa, la más bonita y limpia de la comarca. Hablé con Paco, le conté rapidamente todo y fui para casa de Maruja. Cuando llegué vi a María entrando por la puerta y yo, me escondí detrás de un arbusto que me dejaba ver por la ventana que daba ala habitación de Maruja. Entró María con su cesta y su preciosa capucha puesta, que Maruja había hecho el día de costura. No podía oír muy bien desde la ventana, deducí por los gestos de Maruja, que estaba en cama, le decía que le dolían los ojos y las orejas, un tanto extraño.
           Seguí atenta ala conversación y de repente Maruja, o más bien el lobo, enseñó sus enormes dientes afilados.Corrí todo lo que pude a casa y Paco cogió la escopeta y fue a por el lobo. Cuando llegué mi marido estaba abrazado a María, seguramente ala inversa, perlo el lobo estaba en el suelo desángrandose.
            María nos contó todo y, solo tenía simples arañazos y contusiones, pero encontramos a Maruja en el armario. ¡Que cobarde fui¡ Aunque al fin y al cabo le salvé la vida. Esta es una historia que nunca olvidaré y menos aún a mi querida amiga Maruja.

2 comentarios:

  1. Me gusta la elección del narrador. Es una vecina cotilla pero es bien buena; se acusa de cobardía pero, como ella misma dice, les salvó la vida a María Caperucita y Maruja abuela. Y si no fuera por su interés en las personas que le rodean...
    Muy bien, Capitán.

    ResponderEliminar
  2. Hola Capitán!
    La verdad es que esta historia se me hace familiar. Bueno serán imaginaciones mías. Me gustó la historia, sobre todo lo cotilla que es la narradora, pero bueno está muy bien narrada y muy bien adaptada.
    Un consejo: a la se escribe separado y no junto!
    Por lo demás muy bien, Capitán.
    Recuerdos desde mi mundo romántico.
    Tom

    ResponderEliminar